7 claves para reclutar millenials tecnológicos

Millenials…. los nacidos entre 1980 y 2000. O sea, que a finales de 2020 estamos metiendo en el mismo saco a los que acaban de cumplir los 40 y los que acaban de cumplir 20.
Y ¿tienen algo en común? Claramente sí: nacieron en un mundo que ya era digital. Pero en esos 20 años de diferencia desde los primeros millenials a los últimos, también ha cambiado muchísimo la forma de vida y las expectativas respecto al entorno laboral.
Los primeros millenials, de 30-40 años, tienen aún la percepción del puesto de trabajo como algo que hay que ganarse y cuidar. Sin embargo, con 20-29 años la percepción del trabajo es casi como de un derecho y ellos acceden a trabajar para ti, empresa. Hay que enamorar al millenial joven para que permanezca en el puesto de trabajo. Saben que suelen tener capacidades tecnológicas que los “jefes” (baby-boomers) no tienen con la misma naturalidad, y se sienten deseados y por tanto poderosos.
Esto supone un cambio muy importante para las empresas, porque hasta ahora eran ellas las deseadas por los potenciales empleados, y no a la inversa.
Por lo tanto, ¿cuáles serían esos 7 puntos a recordar?
- El millenial de 20-30 se siente libre respecto a la empresa. No es enamoradizo sino escéptico. Hay que enamorarle de verdad para conseguir su permanencia.
- Son muy competitivos, todo es un juego para ellos, por lo que hay que plantearles retos constantes.
- No buscan simplemente dinero. Quieren una experiencia interesante de trabajo, y proyectos interesantes, y muchos cambios.
- Las comparaciones de su situación con su ideal, son constantes. Aspiran siempre a lo mejor.
- El esfuerzo es algo asumible si la recompensa suficientemente interesante para ellos. Si no, esperan a que les llegue la siguiente oportunidad, creen que les llegará enseguida.
- La empresa no les entrevista: ellos entrevistan a la empresa, para ver si les merece la pena emplear su tiempo en esa empresa. Quieren estar orgullosos de dónde trabajan, y poder contarlo.
- Buscan reconocimiento permanentemente por sus logros, incluso los del día a día por hacer su trabajo.